domingo, 28 de julio de 2013
domingo, 21 de julio de 2013
domingo, 14 de julio de 2013
Reflexión Social
Acuerdos incumplidos al agro
Aurelio Suárez Montoya, Bogotá,
Publicado en el diario El Tiempo, julio 12 de 2013
Columnistas
como Gabriel Silva atribuyen la inconformidad de considerables sectores del
agro a razones ajenas a la economía rural, como el “peligroso oportunismo” de
“organizaciones patronales rurales”, a “agitadores de cuello blanco”, y hasta
“terroristas”. Él, como otros, no repara en el incumplimiento oficial con los
acuerdos firmados hace meses, reacciona por instinto. Para informarlos, vale un
recuento de las violaciones a la palabra empeñada (Vea aquí los acuerdos). El
acuerdo cafetero del 8 de marzo del 2013 dice: “El Gobierno Nacional se
compromete a crear el mecanismo que garantice el pago total del PIC –Protección
del Ingreso al Caficultor– en el momento de la venta del café”; y, agregaba
que, “diseñará en el término de dos meses un nuevo sistema de pagos con su
debida transición”. Después de transcurrido el doble del tiempo, los resultados
contrarían lo firmado. En Antioquia, de 92.000 caficultores, apenas 42.000 han
recibido subsidio; en Nariño de 37.000, solo el 25 por ciento; en Huila, de
80.000, casi 55.000; en Caldas, de 35.000, no llegan a 23.000 y, en el Cauca,
de 95.000, no alcanza al 40 por ciento.
Con relación a los
alivios crediticios y la normalización de cartera, la propia propaganda oficial
avisa que 9.000 préstamos se han rediseñado de 220.000 potenciales. Esto porque
se fuerza a refinanciaciones, con intereses sobre intereses, pretermitiendo la
reprogramación convenida con tasa diferencial. Ni la mesa “que discuta
reducción de precios de agroinsumos”, ni la de los impactos de los títulos
mineros sobre territorio del café, ni otra “sobre importaciones”, se han
convocado y, entre tanto, se suscriben acuerdos como Alianza Pacífico, con
competidores directos como Perú y México.
A arroceros y
cacaoteros les ha ido peor. A los primeros, de un precio ofrecido de $110.000
por carga (cosecha Llanos) se les paga, imponiendo una tabla de castigo,
$97.000 y, los segundos reciben $3.500/kilo, al no ejecutarse las subvenciones
del orden nacional y regional, que, como en Santander, deberían tener el precio
en $4.700. En ambos casos, otras mesas acordadas, relativas a procesos de valor
agregado e importaciones, tampoco se han reunido. Respecto al crédito, el
mensaje para el arroz es “vendan y paguen deudas” y, en cuanto al asociativo,
muy común en el cacao, ya corren procesos jurídicos. A los paperos, también
damnificados, no les han entregado ni un peso de los $40.000 millones
prometidos.
De otra parte, nuevos
sectores se manifiestan. Los lecheros ven dramáticas caídas del precio por
litro al límite de $500, ante el diluvio de derivados lácteos, leche en polvo y
lactosuero, acercándose su desaparición cuando aterricen los productos de
Europa y Nueva Zelanda. Los paneleros, a quienes no se les honran compromisos
contraídos desde el 2009, son el yunque del martillazo de más 300.000 toneladas
de azúcar importadas al año. En la misma fila, desesperados, están
hortifruticultores y maiceros.
Este balance, radiografía
de un gobierno incumplidor, desmiente que el malestar agrario sea
“aprovechamiento de la tolerancia y el diálogo”, diálogo desvirtuado ante tanto
“faltoneo”. El problema se gestó hace rato, desde cuando se soltó la rienda al
potro desenfrenado del libre comercio o cuando se envejecieron los cafetales
por falta de programas de renovación, o cuando se recetaba como elixir,
“comprar Starbucks”. ¡Antes no estamos peor!
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Exposición del Presidente de Bolivia Evo Morales a los Jefes de Estado de la Comunidad Europea
Porque secuestraron a Evo Morales en Europa
Jose Hernandez CNN en Español
5 de Julio a la(s) 7:48
"ESTO ES REAL"
La única palabra que se me ocurre para
describir lo que sigue es 'sublime', porque llamarle 'increíble' sería
desconocer la veracidad de lo que se dice y la irrefutabilidad de lo que se
evoca. Es creíble y, lamentablemente, real. Por favor, te ruego que lo leas,
pero antes búscate un sombrero y póntelo. Cuando termines te lo vas a tener que
sacar y, tal vez, hasta aplaudir.Exposición del Presidente Evo Morales ante la
reunión de Jefes de Estado de la Comunidad Europea (06/30/2013).Con lenguaje
simple, que era trasmitido en traducción simultánea a más de un centenar de
Jefes de Estado y dignatarios de la Comunidad Europea ,
el Presidente Evo Morales logró inquietar a su audiencia cuando dijo:
Aquí pues yo, Evo Morales, he venido a
encontrar a los que celebran el encuentro.
Aquí pues yo, descendiente de los que
poblaron la América
hace cuarenta mil años, he venido a encontrar a los que la encontraron hace
solo quinientos años.
Aquí pues, nos encontramos todos. Sabemos lo
que somos, y es bastante.
Nunca tendremos otra cosa.
El hermano aduanero europeo me pide papel
escrito con visa para poder descubrir a los que me descubrieron.
El hermano usurero europeo me pide pago de
una deuda contraída por Judas, a quien nunca autoricé a venderme.
El hermano leguleyo europeo me explica que
toda deuda se paga con intereses aunque sea vendiendo seres humanos y países
enteros sin pedirles consentimiento.
Yo los voy descubriendo. También yo puedo
reclamar pagos y también puedo reclamar intereses. Consta en el Archivo de
Indias, papel sobre papel, recibo sobre recibo y firma sobre firma, que
solamente entre el año 1503 y 1660 llegaron a San Lucas de Barrameda 185 mil
kilos de oro y 16 millones de kilos de plata provenientes de América.
¿Saqueo? ¡No lo creyera yo! Porque sería
pensar que los hermanos cristianos faltaron a su Séptimo Mandamiento.
¿Expoliación? ¡Guárdeme Tanatzin de figurarme
que los europeos, como Caín, matan y niegan la sangre de su hermano!
¿Genocidio? Eso sería dar crédito a los
calumniadores, como Bartolomé de las Casas, que califican al encuentro como de
destrucción de las Indias, o a ultrosos como Arturo Uslar Pietri, que afirma
que el arranque del capitalismo y la actual civilización europea se deben a la
inundación de metales preciosos!
¡No! Esos 185 mil kilos de oro y 16 millones
de kilos de plata deben ser considerados como el primero de muchos otros
préstamos amigables de América, destinados al desarrollo de Europa. Lo
contrario sería presumir la existencia de crímenes de guerra, lo que daría
derecho no sólo a exigir la devolución inmediata, sino la indemnización por
daños y perjuicios.
Yo, Evo Morales, prefiero pensar en la menos
ofensiva de estas hipótesis.
Tan fabulosa exportación de capitales no
fueron más que el inicio de un plan 'MARSHALLTESUMA", para garantizar la
reconstrucción de la bárbara Europa, arruinada por sus deplorables guerras
contra los cultos musulmanes, creadores del álgebra, la poligamia, el baño
cotidiano y otros logros superiores de la civilización.
Por eso, al celebrar el Quinto Centenario del
Empréstito, podremos preguntarnos: ¿Han hecho los hermanos europeos un uso
racional, responsable o por lo menos productivo de los fondos tan generosamente
adelantados por el Fondo Indoamericano Internacional?
Deploramos decir que no.
En lo estratégico, lo dilapidaron en las
batallas de Lepanto, en armadas invencibles, en terceros Reich y otras formas
de exterminio mutuo, sin otro destino que terminar ocupados por las tropas gringas
de la OTAN , como
en Panamá, pero sin canal.
En lo financiero, han sido incapaces, después
de una moratoria de 500 años, tanto de cancelar el capital y sus intereses,
cuanto de independizarse de las rentas líquidas, las materias primas y la
energía barata que les exporta y provee todo el Tercer Mundo.
Este deplorable cuadro corrobora la
afirmación de Milton Friedman según la cual una economía subsidiada jamás puede
funcionar y nos obliga a reclamarles, para su propio bien, el pago del capital
y los intereses que, tan generosamente hemos demorado todos estos siglos en
cobrar.
Al decir esto, aclaramos que no nos
rebajaremos a cobrarle a nuestros hermanos europeos las viles y sanguinarias
tasas del 20 y hasta el 30 por ciento de interés, que los hermanos europeos le
cobran a los pueblos del Tercer Mundo. Nos limitaremos a exigir la devolución
de los metales preciosos adelantados, más el módico interés fijo del 10 por
ciento, acumulado solo durante los últimos 300 años, con 200 años de gracia.
Sobre esta base, y aplicando la fórmula
europea del interés compuesto, informamos a los descubridores que nos deben,
como primer pago de su deuda, una masa de 185 mil kilos de oro y 16 millones de
plata, ambas cifras elevadas a la potencia de 300.
Es decir, un número para cuya expresión
total, serían necesarias más de 300 cifras, y que supera ampliamente el peso
total del planeta Tierra.
Muy pesadas son esas moles de oro y plata.
¿Cuánto pesarían, calculadas en sangre?
Aducir que Europa, en medio milenio, no ha
podido generar riquezas suficientes para cancelar ese módico interés, sería
tanto como admitir su absoluto fracaso financiero y/o la demencial
irracionalidad de los supuestos del capitalismo.
Tales cuestiones metafísicas, desde luego, no
nos inquietan a los indoamericanos.
Pero sí exigimos la firma de una Carta de
Intención que discipline a los pueblos deudores del Viejo Continente, y que los
obligue a cumplir su compromiso mediante una pronta privatización o
reconversión de Europa, que les permita entregárnosla entera, como primer pago
de la deuda histórica...'
Cuando el Presidente Evo Morales dio su
conferencia ante la reunión de JEFES DE ESTADO DE LA COMUNIDAD EUROPEA ,
no sabía que estaba exponiendo una tesis de Derecho Internacional para
determinar LA
VERDADERA DEUDA EXTERNA, ahora solo resta que algún gobierno
latinoamericano tenga el valor suficiente para hacer el reclamo ante los
Tribunales Internacionales
https://www.facebook.com/CNNee/posts/10151455811052644
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sábado, 13 de julio de 2013
sábado, 6 de julio de 2013
Reflexión sobre la estandarización del mundo
La crisis de la
estandarización
Reflexión sobre la miserable estandarización del mundo,
que bajo la directriz de los núcleos del poder económico, ha eliminado especies
e ideologías, empobreciendo el pensamiento y las costumbres de la colectividad,
hasta imponer una generalizada mediocridad planetaria
Por Gonzalo
Márquez Cristo
Poeta y ensayista
colombiano
Comenzaba el verano de 2006 en
Portugal y una manifestación se tomaba las calles de Lisboa con la consigna de
proteger algunos frutos proscritos por la Comunidad Europea, cuyo gobierno
central determinaba cuáles productos debía proveer el país a la pretendida
autosuficiencia continental. Marchamos durante algunas cuadras con el poeta
Casimiro de Brito acompañando una horda de seres disfrazados de semillas y de
flores. Los manifestantes sospechaban que meses después eliminarían del planeta
algunas de las maravillosas ofrendas de la naturaleza a esa bella tierra,
preciadas durante siglos, porque existía la imposición económica inobjetable de
cultivar una sola variedad de naranja (Tangelo), o una de manzana (Red
Delicious), tal como en América Latina y África fuimos condenados a sembrar
extensivamente la Palma Africana cuyo vil destino es la fabricación de
combustible, y que como se sabe, fue una determinación errática que ha
multiplicado el hambre en Nigeria y Camerún, provocando adicionalmente un gran
daño a la biodiversidad planetaria.
Cuando el mundo tiende a la estandarización
y se impone un patrón global que es el del medio (léase mediocridad) es
importante prepararse para un culturicidio.
Cuando todo el planeta viste jean y se
alimenta de comidas rápidas, cuando hordas de turistas atraviesan el Museo de
Louvre siguiendo la flecha que lleva directamente a la Monalisa –sin detenerse
a contemplar ninguna de las otras obras maestras que iluminan ese templo del
arte–, cuando El proceso de Kafka parece un dulce sueño al lado de la
incomparable pesadilla que ha erigido la burocracia obstinada en detener el
mundo, cuando el pensamiento del ciudadano común ha sido secuestrado como lo
demuestra la reciente encuesta convocada por History Chanel para elegir al
colombiano más destacado de todos los tiempos, donde 400 mil personas votaron
por uno de nuestros más aciagos políticos –mientras solo 4.000 lo hicieron por
Antonio Nariño o Gabriel García Márquez–, ya no es posible creer en el
advenimiento de un tiempo mejor.
Las opiniones, las costumbres y hasta
las sensaciones han sido estandarizadas. Aquellas delicias que definían el
espíritu de nuestras provincias son apenas materia de las evocaciones
románticas pues ya han sido abolidas. Los cultivos transgénicos arrasarán muy
pronto las plantas nativas cuya selección no resultó rentable para la voracidad
neoliberal, y nos preparamos para sembrar sólo cereales manipulados
genéticamente (en detrimento de la calidad) y próximamente para beber –entre
otras degradaciones– tequila extraído de un agave modificado, como se informó
por los medios, pese a las protestas de los amantes de la planta vivaz.
En un tiempo en que las grandes
tendencias son seguidas con devoción por los cazamercados y que todo se produce
en China mientras las industrias occidentales han quedado como fantasmales
construcciones dedicadas a la abstracción, en un mundo donde las modas
culturales se imitan y los direccionamientos del consumo conducen a todos los
habitantes a poseer aparatos tecnológicos provistos de los dispositivos
necesarios para abolir nuestra intimidad: Redes Sociales, GPS, y todas las
herramientas que la Inquisición Virtual ejercida por las potencias o los
monopolios de la información deciden imponer, es fácil corroborar que el
asesinato del sujeto ha sido consumado.
El “yo soy” debe ser recompuesto. El
sujeto (de saber, de poder y desde luego el psicológico) necesita reflejarse, o
nacer de la diferencia, y ha sido paradójicamente convertido en espejo. El
exterminio de la diversidad es flagrante. Todos los individuos se replican sin
encontrar una suerte distintiva, todas las ciudades comienzan a parecerse. En
todas partes encontramos similares productos. Los periódicos y noticieros
privilegian los mismos insulsos y crueles acontecimientos. Y si excluimos a los
ignorantes y perversos políticos que nos gobiernan y a los astros del deporte y
la farándula, la única forma en que un ser humano común puede escapar de su
destino clonado y acceder a la visibilidad de los medios es por la vía de la
violencia, como se corrobora en el matoneo que infesta las instituciones educativas
y en los crímenes múltiples que se ejecutan cada vez con mayor frecuencia en
los llamados países desarrollados.
Desde el núcleo del dominio se inventó
una regulación de la mediocridad que no tiene antecedentes. No en vano nuestra
cultura ha sido desahuciada. Las manifestaciones estéticas esenciales agonizan
siendo relevadas por el frívolo espectáculo y son los más prestigiosos museos y
galerías los encargados de promover sus presencias fugaces. Las editoriales
sólo publican obras que cumplen el criterio del entretenimiento o los valores
de un positivismo tan perverso como naïf, y la gran industria del cine, hace
décadas excluyó toda desequilibrante complejidad de sus filmes.
Y como si esto no bastara, el ensayo,
un género que tuvo por ascendiente a Montaigne, también ha sido secuestrado en
su medianía, pues la libertad que habita en su etimología latina (que alude a
“probar” y a “pesar”), ha sido regulada en nuestros días por una norma foránea,
impuesta por la American Psychological Association, que estandariza la
imaginación y restringe su especulación crítica, desbroza su ritmo y ocluye las
elipsis de este importante género productor de pensamiento.
Todo lo que no ha sido globalizado se
encuentra ad portas de desaparecer bajo la “independiente” dictadura del
marketing, pero no podemos olvidar que en toda permisibilidad acecha una trampa
y que el clamor de libertad siempre antecede a la guillotina. La política, que
es uno de los mecanismos radicales de estandarización, impone sus fantoches de
turno, su ilusoria democracia, desde un infalible sitial mediático como lo
descubriera el Nacional Socialismo.
Y solo nos queda el arte, aquel que no
hace concesiones, ni al comercio ni a las modas ni a las ideologías; el
secreto, el insumiso...
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50 años de Rayuela
tanto a Julio
Por Amparo Osorio
Poeta y
Ensayista Colombiana
Artículo tomado de Con-fabulación.blogspot.com
Y hay una sola saliva y un solo sabor a
fruta madura,
y yo te siento temblar contra mí como una
luna en el agua
Rayuela (1963)
Tal
vez París era “otra” fiesta aludiendo a la célebre novela de Hemingway
aparecida en 1964. Y ese mismo París, antecesor de múltiples literaturas, cuna
y sepulcro de fundamentales movimientos en todas las esferas de la creación, y
a su vez emblema y bastión de algunos jóvenes escritores latinoamericanos,
sería una vez más redescubierto en la libertaria imaginación de Julio Cortázar,
quien nos invitaba desde su pluma lúdica a recorrer una Rayuela sin fin
(contranovela) —diría el propio autor—, en un raro tejido de complejidades
donde el exilio y la diáspora que enlazaban al París de Oliveira y la Maga,
“Del lado de allá”, y a Buenos Aires con Traveler y Talita “Del lado de acá”,
nos iban heredando trágicamente el desarraigo espiritual de pertenecer a todo
sin pertenecer finalmente a nada.
Bajo
su lectura tejíamos íntimamente Europa y el Sur. Su Sur, el nuestro. No importa
que ya se dijera metafóricamente que los argentinos “era hijos de los barcos”.
Cortázar simbolizaba Buenos Aires, y siguiendo su huella nos perdíamos en otras
músicas, en otras literaturas, en otras latitudes que nos heredaban una
nostalgia contenida, propiciatoria de nuestro gran eclecticismo y de la que
comenzaron a hacer parte Borges y su misterioso Aleph, Gardel con su melancolía
porteña, los hermanos Discépolo que secretamente ahondaban nuestras
cavilaciones nocturnas; Mercedes Sosa con sus telúricas y conmovedoras canciones
de protesta y Ástor Piazzola con su magistral bandoneón sinfónico.
Latinoamérica
era un fortín de juventudes ávidas de sueños y desde esa perspectiva queríamos
que el mundo fuera una comuna. Woodstock se convirtió en ícono de muchos de
estos anhelos y su antecesor Verano del Amor de 1967 nos entronizaba cada vez
más con esa Rayuela leída a tironazos y a veces a trozos. Su compleja propuesta
continuaba marcándonos con su simbología de cielo inalcanzable y se instalaba
cada vez más entre nosotros como una de nuestras grandes utopías.
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