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domingo, 26 de mayo de 2013

Réquiem por Rosa Elvira


¿Qué pasa en el colegio? es una pregunta que nos hacemos todos los días. Quizás podría suponer la tarea incumplida, la exposición de grupo, la izada de bandera, la riña a la salida, el refrigerio, el recreo, el logro o el desorden del salón. Pero una tarde de 2012, la vida cotidiana se interrumpió con un silencio sepulcral.
     
Aquel 28 de mayo, los periodistas, los investigadores y el murmullo que corría, advirtieron que nuestra compañera Rosa Elvira Cely, luego de luchar durante cuatro días contra la muerte, acababa de abandonar este injusto mundo, a causa de un delito que emergía entre las sombras del espanto. De un momento a otro cambiaron nuestros hábitos, la noche se contagió de incertidumbre y el terror engrandeció las calles.

Con la muerte de Rosa Elvira, nos percibimos más frágiles y vulnerables, más distantes, más fugaces. Pero también, y por fortuna, Rosa dejó una señal en la memoria nacional. Hemos de reconocer que un año después, aprendimos el valor de expresar la indignación, compartir el miedo que produce habitar la esquina y denunciar la repugnancia a la agresión extrema. En ese límite del sentimiento colectivo, hoy comprendemos sin vacilación que los derechos de las mujeres son un asunto de vida y muerte.

¿Qué pasa en el colegio? no es ya un simple  interrogante. Es la pregunta por lo que sucede en el país que hemos heredado, por el sentido de educar y por la fuerza de la vida que nos convoca a construir una realidad sin la temeridad de la discriminación y la violencia.
      

Docentes, directivas y estudiantes, Colegio Manuela Beltrán, mayo 28 de 2013.