100 AÑOS CONSTRUYENDO NACIÓN Y NO TENEMOS EDIFICIO. ¡INDÍGNATE! ¡INDÍGNATE! ¡INDÍGNATE!

sábado, 23 de noviembre de 2013

Semana 42. Reflexiones y Actividades para la semana del 25 al 29 de noviembre de 2013

Una despedida...
Mi última clase
Guillermo Aníbal Márquez Cristo 
Docente de Filosofía

El ayer era una sociedad sin pueblo, comandada por una élite superpuesta a un mundo donde el hombre sensible, minimizado y sin conciencia de esta minimización era más “cosa” que propiamente hombre. El mañana será una nueva sociedad, que siendo sujeto de si misma debe tener en el hombre y en el pueblo los pilares de la historia.
Vivimos tiempos confusos, contradictorios, e injustos matizados de grandes conflictos sociales, políticos y económicos, la sociedad vive un período de anarquía porque se han desmoronado los valores y sólo se vive en función del poder y del tener.
Se ha institucionalizado un sistema más nefasto que los anteriores, porque al menos durante la época de la esclavitud o del feudalismo el oprimido conocía su desdicha, mientras ahora nadie se da cuenta de su terrible  subyugación, de su incesante miedo. Se educa para la guerra y no para la paz. Estamos siendo aniquilados porque no usamos el único remedio que existe: la solidaridad y la humanización. No podemos tolerar la premisa que sólo se puede vivir marginado, explotado. Retomando las palabras del  Nobel de Literatura José Saramago: “Debemos establecer una sociedad que nos permita recuperar la condición humana impidiendo que se nos convierta en hormigas, lo que sería lamentable, aunque sería peor ver a las hormigas convertidas en hombres, porque en este caso no habría opción para la tierra”.
Todos los años exterminamos comunidades indígenas, millones de hectáreas de bosques e incluso innumerables palabras de nuestro idioma. Cada minuto extinguimos una especie de aves y alguien en algún lugar de la Tierra contempla por última vez una determinada flor. Konrad Lorenz no se equivocó al decir que: “somos el eslabón perdido entre el mono y el ser humano”. Eso somos una especie que gira sin hallar su horizonte, un proyecto inconcluso. Se ha hablado bastante sobre el genoma y al parecer lo único que nos distancia en realidad de los animales es nuestra capacidad de esperanza.
Hemos producido una cultura de la devastación basada en la superioridad de las razas, de los dioses y sustentada por la inhumanidad del poder económico. Debemos fortalecer, la tribu de la sensibilidad. ¿Para que construir grandes autopistas, transbordadores espaciales, o enormes rascacielos cuando aún no se ha solucionado el problema elemental del hambre?
Es hora de construir una vida para la autonomía y la esperanza, basada en el diálogo como centro de proceso pedagógico. El diálogo y el lenguaje son el terreno que otorga significado a los deseos, a  las aspiraciones, a los sueños y a las esperanzas. Es hora de aprender a no guardar silencio sobre lo que se piensa y se siente. Es hora de impulsar una práctica para formar la convivencia.
Apreciados estudiantes: Frente a una sociedad y a un Estado que estalla en la violencia, se desborda en la avaricia y en la corrupción, se ahoga en los fraudes, deben sobresalir con la frente en alto, con mentalidad positiva, creadora y crítica, recordando siempre que la educación debe conducir a la vida y que la vida es el principio fundamental de la educación, si es así tendremos un ser humano nuevo que reflexiona y actúa, y con cada reflexión y con cada acto se constituye en un ser libre, consciente,  pensante, actuante, dueño de si y conductor del futuro, que se revela a ser conducido por el sistema; es intervenir en la historia para dirigirla, es actuar como protagonista, como historiador, no como historiado, es tomar el timón del futuro en sus propias manos.
Pero para manejar el futuro, se requiere manejarse a si mismo, ser dueño de si, conocerse y conocer el entorno que nos ha tocado vivir, esto es ser persona, o mejor estar siendo persona, porque cada día se debe ser una  nueva persona, ser persona es una tarea de todos los días, es una tarea de la vida, es educarse.
Bachilleres Manuelistas: Hasta aquí los acompañamos los educadores de este plantel, tomen su bártulos,  suban a la barca de la vida; suban sin temores porque estamos seguros que serán capaces de timonear desde hoy la nave de la vida por mares tempestuosos y difíciles, serán capaces de tomar el timos de la propia vida y conducirla por el camino que la sociedad requiere, serán capaces de revelarse a ser conducidos por un sistema, serán capaces de timonear el futuro con hidalguía y conciencia de hombre y mujeres libres. ¡Buen viento y buena mar!

Abrimos puertas... 
Tomado del Club de la Efectividad
Muchos accidentes ocurren con personas que ponen en riesgo sus vidas -y la de sus seres queridos- sin siquiera saberlo. Ellas están "ciegas" de su ignorancia. Aunque también... ¿cuántas cosas que no nos dan resultado, serán fruto de nuestra propia ceguera?
Si la política de una empresa fracasa, si las relaciones en una familia se deterioran, si las instituciones de un país no funcionan... ¿cuánto se relaciona esto con nuestra ignorancia? O, para expresarlo de otra manera: si lo que hacemos no funciona... ¿cómo sabemos que sabemos hacerlo?
A pesar de los años, Sócrates puede ayudarnos aún bastante. Su "sólo se que no se nada" es una declaración muy poderosa: porque declarar la ignorancia abre la puerta al aprendizaje. Se necesita humildad para reconocer la evidencia. Esto no es claudicar ante un mal resultado; sino respetar su mensaje. Únicamente nuestra arrogancia, puede cerrarle la puerta al conocimiento, y cegarnos definitivamente.  


Versión para imprimir