100 AÑOS CONSTRUYENDO NACIÓN Y NO TENEMOS EDIFICIO. ¡INDÍGNATE! ¡INDÍGNATE! ¡INDÍGNATE!

sábado, 14 de agosto de 2010

Para Reflexionar


Tomado del Club de la Efectividad
Errar es humano… Perdonar también.
Cuando no perdonamos, llenamos nuestra vida de resentimiento; paranoia; indignación; venganza y una "falsa seguridad" de que nuestras acciones y percepciones están justificadas por el mal que nos hicieron. Nos alejamos de la familia humana cuando percibimos, o al menos esperamos, no ser tan imperfectos como el resto.
Cuando no somos perdonados, nuestra vida se llena de recriminación; auto-flagelación; temor y la vergüenza de haber hecho algo considerado imperdonable. Nos retiramos de la familia humana porque percibimos, o tememos, ser más imperfectos que el resto.
Ambas partes viven un infierno, del que se sale únicamente a través de la reconciliación. Perdonar es aceptar ser como los demás. Que somos capaces de equivocarnos como los demás. Que somos víctimas y perpetradores de errores. Recibimos e infligimos penas. No hay manera de evitar herir o ser herido por otros. Cuando no nos reconciliarnos con nuestras propias fallas y las de los demás... perdemos nuestra humanidad.
Decidimos... conocernos.
La expresión de Sócrates: "conócete a ti mismo", representa una enorme exigencia y es muy difícil de cumplir. Todo lo que transcurre a tu lado y crees que está fuera de ti, en realidad, también está dentro de ti. Por eso, no sabes bien qué eres, pero al menos puedes pensar... eres todo lo que eres!

Lo primero que necesitamos hacer, para conocernos a nosotros mismos, es disolver los prejuicios, que son las ideas pre-concebidas, lo que creemos sobre nosotros mismos y sobre los demás, aquello que "pensamos... sin pensar". Para no ser
un canto rodado en el fluir del tiempo, para poder detener alguna marcha hay que saber decir: "Todos van, pero yo... lo pensaré".  

No hay comentarios: